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sábado, 31 de octubre de 2015

Otra casa nueva

Circe estaba ya bastante acostumbrada a vivir en esa cuadra, al lado de mi casa, pero ya era el día de mi clase y quería llevar a la yegua, cepillé sus crines y su cola con esmero, e incluso le pasé el cordel y un trapo para que brillara. le puse los protectores en las patas y la cabezada de cuadra azul, la ensillé (con la mantilla a juego, por supuesto) y cogí la cabezada, agarré el ronzal y salí por la puerta, llegamos a puerta de la hípica, le apreté la cincha y la llevé cerca de una argolla, la até, y de repente se me acercó Iván.

-Bueno, bueno, bueno. Mira quien ha traído un pony- Circe medía 1,45 a la cruz y su padre era un caballo salvaje de la zona)-¿Es tuyo? ¿o es alquilado?

-Es mía, se llama Circe, tiene tres año y 7 meses- Le acarició el cuello

-¿Y ya lleva silla?

-Si, y cabezada- comencé a ponerle el filete

-¿Se lo has enseñado tu?

-Si, mira esto- desaté la hebilla de la jáquima y quedó colgando de la argolla junto con el ronzal, chasqueé la lengua y golpeé ligeramente con la fusta en su hombro, la yegua hizo una reverencia, Iván me miró con los ojos muy abiertos, la yegua se levantó e hice que piafara.

-Ya está, te vas a dedicar a domar caballos

-¿Qué?

-Solo bromeaba, muy bien. ¿a quien quieres montar? tenemos caballos nuevos, yo cogeré a No body is perfect- Se acercó a una de las cuadras del fondo y de ella salió un hermoso caballo oldenburgo, lo ensilló y montó en el- Rápido, está Mañana ensillado, y también Nube, apriétale la cincha al que quieras y ponle la cabezada- escogí a Mañana, monté en él y Iván comenzó a subir por el asfalto hacia la pista descubierta, cuando llegamos dimos un par de vueltas al paso y trotamos, Iván comenzó a hacer ejercicios de doma clásica y yo a trabajar las transiciones y los cambios de mano, cuando terminó la clase bajamos a las cuadras y desensillé a Mañana, lo dejé en su cuadra, y le dije a Iván si podía mirar como eran los trancos de Circe entre otras cosas, cogió a la yegua y comenzó a darle cuerda.

-Tiene un trote bonito- la yegua trotaba vivamente- me gusta su galope, recogido y enérgico, pero su paso, es un poco desgarbado, nada que no se pueda arreglar- Sonreí a Ivan y llevé a la yegua de nuevo a la argolla, a duché y la ensillé de nuevo, me fui a casa, la guardé en su box, y le di de cenar.

viernes, 30 de octubre de 2015

El primer salto

El verano había acabado, y yo ya tenía que empezar el instituto.... Hoy teníamos que volver, yo no quería marcharme...

Entré al granero y le puse la manta de cuadra a la yegua, le cepillé las crines y la cola y le vendé las patas, fui a pasear con ella, la llevé hacia una montaña que había cerca, para hacer tiempo y esperar a que mi madre llegara con el remolque, cuando Circe y yo, volvíamos, pasamos cerca de una finca con dos ponis enanos, Circe (curiosa como siempre) quiso entrar, pero la finca estaba vallada, y era más alta que yo, mediría 1,40 o 1,50 metros, pero Circe se encabritó, tiró de mi mano y se soltó el ronzal, galopó lejos para coger carrerilla y.... Circe saltó la valla, comencé a trepar por la verja y cuando entré fui a coger a la yegua. Avisé al dueño de la finca (que por suerte tenía la casa al lado) y nos abrió la puerta con gusto, le expliqué lo que pasó y no le dio importancia, le di las gracias y llevé la yegua a casa, mi madre cargaba las maletas y yo subí la yegua al remolque, la até y fui a por su equipamiento, lo guardé todo, entré en el coche, y mi madre arrancó, poco más tarde (yo estaba adormilada, he de admitirlo) paramos

-¿por que paramos?

-Hay que despedirse ¿no?- bajé del coche y estaba en la hípica, allí estaban muchos de mis amigos, y Santi, y María, les di un abrazo a todos y nos fuimos.

Cuando me desperté estábamos aparcado, bajé del coche y abrí el remolque, desaté a la yegua y la bajé, me fijé en un niño pequeño, que señaló a Circe y dijo:

-¡Un caballito mami, un caballito!

-¿Quieres acariciarlo?

-Si si- Respondió con mucho entusiasmo, su madre me preguntó si se podía tocar, y yo le dije que si, acariciaron a Circe y se fueron, acerqué a la yegua al portal de mi casa y lo abrí acerqué a la yegua a un pequeño naranjo y la até.

-Espera un momento Cir- Me acerqué a mi madre- ¿donde pongo a la yegua?

-Llévala al almacén- teníamos una especie de almacén. trastero o algo así, bastante grande, donde cabrían tres o cuatro cuadras de largo y dos de ancho. Abrí las puertas y encendí la luz, ¡estaba vacío! (se ve que mis padres habían tirado todo lo que tenían dentro, ya que no servía para nada) pero había un par de cosas, una cuadra, igual que la del granero, un guardarnés con portasillas, bridas, cajas.... y una ducha (manguera) cerca del desagüe, me acerqué a Circe y la desaté, la llevé a dentro y la até, la quité la manta y los protectores y la guardé dentro de su cuadra.

Clases de doma

Entré en el granero y cogí la cabezada verde, hoy hacía algo de frío y también cogí la manta de cuadra, me acerqué al box, y le puse la cabezada a Circe, la até dentro y la cepillé, el puse la manta con la mantilla debajo y los protectores de tendones, le di una zanahoria y la desaté, agarré el ronzal junto con las fustas y la cabezada, la llevé a la hipica. Cuando llegamos, llamé a Santi, mientras no venía, le  saqué la manta a Circe, y la dejé sobre una montura, fui dentro del guardarnés y cogí un cinchuelo de doma, coloqué mantilla y abroché el cinchuelo, había mucha humedad, y por tanto, la mantilla tenía cristalitos de hielo, y parecía ser de un verde azulado muy bonito.

En cuanto le apreté el cinchuelo le puse la cabezada con delicadeza y le puse las riendas fijas.

-¿Qué haces?-Preguntó exageradamente Santi- ¡Aún no le pusimos el bocado!

-Yo si, y mira- hice que Circe levantara las patas de una en una, después le di una palmada en el cuello, Santi me miró con cada de aprobación. entré con la yegua al corral redondo de dar cuerda, y comencé a llevarla al paso, en cuanto dio unas vueltas, comencé a hacerla trotar... cuando terminamos el calentamiento, la llevé a la pista y le saqué el cinchuelo cogí una silla de doma clásica y se la puse encima con cuidado, se la saqué de nuevo... hice eso varias veces, en quince minutos ya se había acostumbrado a tener la silla encima, le abroché la cincha y la acerqué a la pared del picadero cubierto, hice que levantara las patas al ritmo de un piaffe, Santi miraba con asombro a la yegua. Cuando me di cuenta, Circe y yo habíamos estado practicando ya una hora, era el momento de la verdad, dije "Piaf, Circe, Piaf" la yegua comenzó a mover las patas en el sitio y a resoplar.

-¡Muy bien chica!- Acaricié su cuello y le quité la silla le puse la manta y le quité la cabezada, le puse la jáquima y fui a despedirme de Santi.

-¡Hasta mañana!- Cuando llegué a casa, solté a Circe en el prado para que comiera algo, me acerqué a ella y dije:

-Circe,¿ probamos algo?- Yo movida por mi emoción monté de un salto en la yegua.

-Piaf, Circe, Piaf- nada, la yegua no se movía- ¡Piaf, Circe piaf!- Circe levantó la cabeza y comenzó a mover las patas, resoplaba y movía la cola- ¡Muy bien!- Me agaché y acaricié su cuello cogí una cuerda y la até a la jáquima, golpeé con los talones a Circe y chasqueé la lengua, la yegua comenzó a trotar y llegamos al granero, desmonté y la guardé en su cuadra.- Hasta mañana bonita....- susurré mientras acariciada su hocico.

martes, 20 de octubre de 2015

Unos días muy felices

Al día siguiente, entré en el granero y abrí la cuadra de Circe, entré y entrecerré la puerta.

-Hola bonita- Circe resopló y se acercó a mi, comenzó a oler mis manos en busca de algún pedazo de manzada- Hoy no tengo, te daré después- Le puse la cabezada y la até fuera del box- no sé para que te compré todo el equipamiento tan pronto, porque eres muy joven ya aún no puedo montar en ti.- me reí un poco y empecé a cepillarla, pronto tendríamos que herrarla, o ponerle botas. Cuando terminé de cepillarla, le hice una dragonera en la crin y le trencé la cola, y la saqué fuera del granero, hacía calor, y bajamos a una finca que teníamos vallada, la solté y me senté en la hierba, verde por las lluvias de las semanas anteriores. Estuve vigilando lo que comía, porque yo aún no había limpiado esa finca, media hora más tarde, fui a coger a la yegua de nuevo, y al llevé hacia el granero, entramos y comencé a cepillarla, "ya se que no se puede montar, pero puedo enseñarle ya a hacer cosas..." Santi me había enseñado ya varias cosas para domar un caballo, y enseñarle cosas como la reverencia, piaffe, paso español... pero antes debía enseñarle a usar el bocado, ya que es imprescindible para estas cosas, até a la yegua cuando terminé, y fui a por la cabezada, le quité las riendas y para empezar a acostumbrarla, no le enganché el filete, le puse la cabezada y le abroché la muserola, acaricié su quijada y agarré el ahogadero, lo abroché y fui a por el filete, se lo acerqué al hocico, y se lo enseñé bien, le puse el bocado entre los dientes y se lo saqué de nuevo, y así me pasé cinco minutos, al final, le puse el bocado y lo enganché a la cabezada, esperé un poco, agarré las anillas, y tiré un poquito de ellas alternadamente, después hice presión en ambas, le desabroché el ahogardero y la muserola y le saqué la cabezada.

-¡Muy bien chica!- le di una palmadita en el cuello, y para que descansara, empecé a trenzarle la crin y la cola, cuando terminé enganché dos cuerdas largas al filete y le puse la cabezada de nuevo, cogí la fusta de picadero vieja que me había regalado Santi en una ocasión y llevé a la yegua a un cercado liso y "pequeño" que tenía detrás del granero .

-Servirá de pista- el cercado medía 20 x 56 m, muy similar a la medida de una pista de doma clásica, acerqué a la yegua a la pared,y hice presión en el filete, a la vez que en la cabezada, chasqueé la lengua, aflojé la presión del bocado y la yegua avanzó, la felicité y le acaricié el cuello, pasé las cuerdas por encima del lomo de la potra y cogí la fusta,  quité una de las cuerdas, y me quedé con la del lado izquierdo, me acerqué a la grupa de Circe, chasqueé la lengua y comenzó a andar.

-¡Trot!- golpeé la fusta contra el suelo y la yegua comenzó a trotar, hice que fuera al paso de nuevo, que trotara, que galopara, que trotara, que fuera al paso y la paré.

-¡Muy bien!- acaricié su lomo y le levanté los cascos, y hice un sonido golpeando mi pié con la espuela al levantarle el casco, después de hacerlo varias veces, cogí la fusta y golpeando mi pie con la espuela, a la vez que daba toques en el casco de la yegua, levantó el casco, al final del día, conseguí que levantara las patas, solo con el sonido, y solo con la fusta. Guardé a la yegua, y lavé el bocado, la yegua había espumado con la boca, "buena señal" pensé, guardé el bocado, y me fui a casa.

sábado, 17 de octubre de 2015

Mamá, ¿pero que dices?

Esperé a que Circe comiera lo suficiente, y la saqué del cercado, hice un sonido con la boca, para que se tendiera, y echara adelante las patas y monté en ella de nuevo.

-Tu ya sabes por donde ir, trot, Circe, trot- chasqueé la lengua y la yegua trotó de forma apacible, llegamos a la hípica trotando y llegué al patio, mientras Santi barría, y María estaba en la oficina hablando con alguien, Santi se giró y dejó caer la escoba, se acercó a mi, y desmonté.

-Íbamos yendo hacia el cercado y se asustó, salió corriendo y se enganchó la cabezada, está rota, entonces la llamé y... monté en ella, fuimos al galope juntas al cercado y he regresado todo el rato montada en ella, es muy buena.-Dije aceleradamente

-Pues espero que te guste tu caballo

-¿Mi caballo?

-Circe es tuya-Tras una pausa, comencé a llorar de la emoción y abracé el cuello de Circe, María salió de la oficina muy risueña seguida por mi madre.

-Ana, ¿te gusta esta?

-Es el mejor caballo que habría podido tener, mamá, gracias- Abracé a mi madre y Santi se acercó a mi y me dio una cabezada.

-No se si le servirá. pero le aguantará un poco, está un poco vieja... pero mañana me acompañáis y le compramos todo de su talla, ¿vale?

-¡Encantada!- Respondí yo

-Sin problema- Dijo sonriente mi madre.

Le puse la cabezada a Circe y la metí en su box, mi madre me dijo que al día siguiente montaríamos una cuadra prefabricada en casa.

Al día siguiente, me levanté prontísimo por los nervios, y fui a la hipica, saqué a Circe del box y la cepillé con esmero, la llevé al a pista de dar cuerda y la solté, comencé a hacer juegos de potro con ella y Santi comenzó a mirar como Circe corría y se paraba delante de mi para que le rascara detrás de las orejas, y volvía a salir corriendo y a tumbarse en la arena.

-Circe, ¿y para que te cepillo yo?-Dije

-Se ve que os queréis mucho- Dijo Santi de golpe, di un saltito, pues no sabía que estaba allí, agarré la cabezada de la yegua y até el ronzal, fuimos a las duchas y mojé sus patas, vientre, cuello... hasta terminar de ducharla, la sequé con un cuchillo de calor y con una toalla y la guardé de nuevo en su cuadra.

-¿Vamos?- preguntó Santi

-Vale- subí en el coche y fuimos a mi casa, mi madre salió y subió al coche también, llegamos a la tienda, entré por la puerta y a mi derecha vi toda una estantería llena de filetes y bocados, y encima estaban los estribos, también a mi izquierda vi sillas de todo tipo, de amazona, vaqueras, potreras, de doma y salto... Llegamos al mostrador donde saludaron a Santi con afecto y nos presentó, el dependiente nos ayudó a elegir una silla, escogimos una de doma, muy bonita, negra de cuero, cogimos una cincha de doma con gel, para que fuera más suave, la cabezada, escogimos una inglesa con cierrabocas (que pensaba sacarle) de cuero, y un filete, había mantillas y sudaderos de todos los colores, pero me decidí por 3, una mantilla blanca; por si algún día competía con ella, una mantilla azul celeste, y otra verde menta, para que destacaran en su pelaje color canela, y con sus crines rubias, cogimos un amortiguador blanco peludito y Santi me regaló las cabezadas que eran verde menta, y azul celeste a juego con las mantillas, y también compramos unos protectores de tendones negros y unas vendas de polo blancas, escogimos una manta de cuadra negra y una anti sudor gris y nos fuimos.

Al llegar a casa, había una furgoneta de color azul marino delante de casa, bajamos al jardín-prado y fuimos al granero donde estaba casi montada la cuadra, ya tenía el soporte para el equipamiento así que fuimos colocando todo en su sitio, silla, mantillas, cabezada...

Cogí la cabezada de color verde menta junto con su ronzal, fui a la hípica y abrí el box de Circe.

-Hola bonita, ¿vamos a dar un paseo?- Le puse la cabezada y la cepillé, llevé la yegua hasta mi casa, y la furgoneta ya no estaba, por lo que supuse que habían acabado, bajé al granero a la yegua y la metí en su nueva cuadra, ya terminada, le quité la cabezada y la colgué en un gancho que había fuera del box, acaricié su aterciopelado hocico y le di una manzana.

Hay que dejarlo estar

Mi madre rechinó los dientes, y me llevó a casa.

-No vas a tener, ni caballo ni poni, no, no vas a tener uno-Yo suspiré- Pero tranquila, que como nos tenemos que ir pronto, verás caballos todos los días.


Al paso de los días ese "pronto" llegó, las clases se acabaron, y yo hice las maletas, subí al coche y esperé a que el largo viaje acabara, en cuanto llegamos, subí las escaleras de la casa y deshice las maletas en la habitación, me puse pantalones de montar cómodos, y unos calcetines finos, me puse las botas de montar sintéticas, y salí a la calle, giré a la derecha y comencé a caminar, di un giro a la izquierda y ahí vi la hipica, sabía que no me esperaban, pero estaban allí... En cuanto Santi me vio llamó a María y me saludaron.

-Tu madre nos ha contado que buscas caballo, ¿cual es tu presupuesto? podemos ayudarte a buscar.

-Pues, no puedo gastarme más de 1000 euros, y hay que tener en cuenta, que... tengo que comprar uina manta, y todo su equipamiento para montar.

-Mmmm, creo que hasta yo tengo caballos que te servirían. tenemos a Linda, a Torda, a  Hispano, a Circe, a Jessie y también a la nueva potrita de Baya, que se llama Anha con "H", pero dudo que un potro sea lo mejor para ti, así que descartaremos a Anha y a Circe.- Decidí montar un poco a Jessie que seguía igual de vaga que nunca, y más tarde, cogí a Circe, ya grande, que tenía un año y medio aproximada mente, la llevé a pastar, y en cuanto la solté, y cerré la puerta, continuó siguiéndome, a pesar de que estaba en el cercado, solté una risita, y me marché, poco más tarde, fui a recogerla y la guardé en su cuadra.

Al día siguiente, me levanté temprano, me vestí y fui a la hípica, lo primero que hice fue saludar a Circe, y darle una manzana, saludé a los demás caballos y después saqué a la yegua de la cuadra, la até en una argolla, y comencé a cepillarla, cuando me di cuenta, Santi estaba mirándome plasmado mientras le repasaba la cola a la yegua.

-¿Como lo haces?-me preguntó

-Que como hago el que.

-Cepillarla, a mi no me deja, me muerde y me intenta dar patadas.

-No se, yo solo la cepillo- Santi asintió y salió del patio, le escuché hablar con alguien pero no le di importancia, seguí cepillando a la yegua, le levanté los cascos y le limpié las ranillas y el borde de ellos, aún sin herrar. trencé su larga crin y su cola, y la llevé al andador, hice que andara 5 minutos y después la puse al trote 10, la saqué del andador y la llevé a pastar, por el camino, mientras andábamos entre las hierbas para llegar al camino, un conejo, saltó de entre un arbusto y pasó por delante corriendo, pero Circe se asustó y se metió dentro de un bosque, donde enganchó su cabezada en una rama, y provocó su rotura, la yegua estaba totalmente suelta, la llamé y silvé un par de veces, la yegua vino trotando a mi, y no se, no se por que lo hice, pero si se lo que pasó, y monté en ella, no le molestó, en cuanto me senté bien en su lomo, le susurré.

-Gallop, Circe, Gallop- La yegua, acostumbrada a esa palabra por dar cuerda y por el andador, salió a un acelerado galope por el campo, no ella ya sabía a donde ir, sabía a donde debía dirigirse, y lo que hizo fue llegar al prado, trotar y pararse, me bajé de ella abrí la cerca y entré con ella dentro del campo, agarré con suavidad su cara, y ella la empujó acercándola a la mía.

-Te quiero Circita.

viernes, 16 de octubre de 2015

Otras sorpresas

Al llegar a casa, me madre me dijo:

-Ana, he estado pensando, ¿y si te compro un poni?

-Caballo

-Bueno pues caballo, ¿quieres uno?

-¡Claro que si!-Mis niveles de alegría volvieron otra vez a un nivel elevado, comenzamos a leer anuncios por internet, "yegua zaina de 18 años, ideal para niños, buena montura " más tarde, mi madre se levantó y se fue a llamar por teléfono, seguí leyendo "Hermoso potro de 5 años, castrado, domado en salto hasta 1,30" "el salto no me gusta mucho" pensé yo, siguiente anuncio... "caballo PRE entero, 9 años, hace doma cásica nivel 3" "este no está nada mal..." no había fotos, y no pude verlo, cosa que me habría encantado ver al caballo, por lo que decía en el anuncio, poco más tarde sonó el timbre, y por la puerta entró Ivan, y me saludó, dijo que nos ayudaría a enconrtar un caballo, leyó los anuncios que había visto yo, no le gustó ninguno, ni siquiera el del caballo PRE, solo le gustó uno... pero muy caro.

-¿Y si pruebas a alquilar uno? Puede salirte mas barato, y suelen ser mejores.

-No se... Vale- Miramos anuncios en Internet hasta encontrar uno "perfecto" encontramos a un poni/caballo de metro y medio a la cruz, y gordo, de color castaño, decían que estaba domado en alta escuela, y, sin dejarme decir nada, Iván llamó al número y quedó con los dueños para que lo llevaran a la hípica al día siguiente en la hipica.

Al día siguiente, fui a la hípica con mi madre, poco más tarde de llegar a ella, vimos un coche con un remolque de caballos, aparcaron y Ivan, mi madre y yo fuimos a ver, descargaron el caballo y lo vi bien... Castaño, regordete, de aspecto desgarbado, crines mal cortadas y enredadas... la apariencia no importa ¿no? lo ensillaron sus dueños y me dejaron probarlo, le pusieron poca presión en la cincha y se la apreté, mientras aumentaba la presión en los latiguillos el caballo dio un respingo, yo le puse la cabezada, tuve que meterle el dedo en la boca para poder ponerle el bocado vaquero que llevaba,  y lo llevé a la pista, lo paré en el centro y puse mi pié en el estribo y el poni cabeceó e intentó morderme.

-Tranquilo chico, no pasa nada- de un saltó monté en el y lo primero que hizo, fue salir trotando de golpe, lo frené y me puse el otro pie en el estribo, di un par de vueltas con el al paso "comodo" al trote "muy suave" pero cuando conseguí que fuera al galope, no galpopó, si no que comenzó a ir al trote rápido con las patas traseras y a golpear de manera extraña el suelo con las patas delanteras.

-Ana, baja de ese caballo- Ivan se acercó a mi agarró las riendas del caballo, yo me sentía muy desecilibrada e incómoda- No se porqué escogimos a este caballo, que estupidez...-Los dueños llevaron al caballo al remolque y se fueron.

jueves, 15 de octubre de 2015

A más clases, más caballos

Unos meses después, ya a finales de curso, salí del colegio con Laura.

-Tengo una sorpresa para ti

-¿Qué es?,¿ que pasa?- Pregunté impaciente, pero ella no me respondió, llegamos a la hípica y cruzamos las puertas, ella me dijo que fuéramos a saludar a los caballos, pasé de box en box acariciando cabezas de caballos, tordos, zainos, castaños... pero de pronto, vi a Laura diciendo algo similar a "hola chico" me acerqué a ella y vi como acariciaba a un hermoso caballo castaño.

-Es mio

-¿Que?

-Mis padres me lo han comprado por quedar primera en el concurso de doma. ¿No es lindo?

-Si es muy bonito...¿como se llama?-(Creo que se notó algo de envidia por mi parte...)

-Se llama Campeador, tiene once años y está castrado

-¡Hola chicas! ¿Que, conociendo a Campeador Ana? Anda, Laura ensilla a campeador, y Ana, tu monta a Nube, ¿tragiste espuelas?

-No

-Pues entonces... monta a Chocolate- Ala, ahora marginada, a mi amiga que no lleva ni un año montando le regalan un caballo, y aún por encima me ponen a montar a chocolate...

Ensillé a la yegua y la llevé a la pista, monté y hice el calentamiento, poco después entró Laura, ya montada en Campeador, no calentó al caballo, y lo puso a trote, el castaño tenía un trote elevado y bonito.

-¡Iván! Por favor ponme unas vallas- Gritó, "como le ponga vallas de salto..." pensé enrabiada, Iván le puso unas vallas de 0,50 y laura, llevando al caballo a galope, y dando botes en la silla, saltó la valla, yo llevé a Chocolate a galope y me acerqué a la valla, en vez de saltar, se frenó en seco.

-Ana, esta yegua no salta, solo hace doma.

-Creo que voy a bajar- lleve a chocolate al centro de la pista y desmonté, llevé a la cuadra a la yegua, y mientras cerraba la puerta Iván salió de la pista y se acercó a mi.

-Ana, comprar un caballo puede ser caro... podrías probar a alquilar alguno, yo creo que tienes más que suficiente nivel para tener caballo propio- Sonrrei a Iván

-Dudo que me dejen, además nunca tendré un caballo tan bueno como el de laura

-Así que es por eso... Ana, si es esa estupidez, no te preocupes.

-Pero Iván, ¡ella está en categoría 1, y el compran un caballo por ganar eso! ¡Además, dudo que sepa hacerle la cuadra a un caballo, por dios, si aún hay que ayudarla a ensillar!- Solté en un ataque de ira

-Ana, hazme caso, tener un caballo no es tan bueno como piensas...-dejé de escuchar

-Me voy a ir ya...-Cogí la bicicleta y me fui a casa...

martes, 13 de octubre de 2015

El día del concurso

El día del concurso, me desperté temprano, y me vestí deprisa, olvidando, que no había nadie todavía en la hípica, preparé el desayuno y mi madre bajó las escaleras.

-Mamá, ¿ me puedes llevar a la hípica?

-Si a estas horas ni los caballos están despiertos- dijo con voz cansada- Pero bueno, en una horita nos vamos.

-¡Vale!- Dije nerviosa, me bebí la leche y me comí una tostada a todo correr, encendí el ordenador (que tardaba tres siglos en encenderse) y cuando se encendió, abrí la web de la hípica y ojeé a ver si estaban ya las listas, nada, recargué las pestaña muchas veces y cuando vi que había un cambio, paré y esperé a que la entrada cargara, cuando terminó, empecé a leer...

-Reprise nivel 1... Laura con chocolate, Manu con... -Seguí leyendo una larga fila de nombres...- Reprise nivel 3... Ana con Nube- ¿Nube? Nunca he montado en Nube, ¡no practiqué la reprise con ella ni una sola vez!

-¡Ana!- gritó mi madre- ¡Vamos!

-¡Voy!- Grité yo, mientras bajaba las escaleras, olvidando encima de la cama las espuelas.- entré en el coche.

-¿No te dejas nada? ¿lo llevas todo?

-Si, - dije yo abrochándome el cinturón del coche, cuando llegamos, no había ningún jinete todavía, Iván me saludó y sacó a Nube.

-Anda, dúchala y trénzala.

-¿Como me ponéis a Nube?,  nunca he montado en ella...

-Tranquila es muy buena, ya verás como todo sale bien, con fusta y espuelas claro, que es un poco vaga- Iván se rió y al ver que dos niñas subían por el camino que conducía a las cuadras, se dirigió a llos boxes de Hera y de Era, las yeguas zainas.

Llevé a nube a las duchas y le acaricié el lomo, la duché empezado por las patas, que estaban un poco sucias al no haber salido del box en todo el día anterior, aparté a la yegua para dejar espacio a otros caballos y comencé a hacerle los moñitos de doma (pues su corta crin no daba para nada más.) En cuanto terminé, le puse la silla y la até cerca de las cuadras. "Ahora que me fijo, ya han llegado la mayoría de jinetes" Los pequeños ya estaban montando en la pista pequeña, que estaba bajo la atenta mirada de los espectadores, se escuchó algo por megafonía, no lo entendí muy bien, subí a la pista grande y me senté en el altillo que había para ver bien, escuché a Iván hablando y haciendo graciosos comentarios sobre el dueño de la hípica, hasta que anunció el comienzo de una reprise. El niño, se veía diminuto sobre Era, y en el trote, todos estábamos en tensión porque al ser tan pequeño, si se caía se haría daño, pasaron varios jinetes, y yo, he de admitirlo, ya cansada, vi entrar a Laura por la pista, terminó, y se fue, anunciaron los de la reprise categoría dos  y bajé, le puse la cabezada a Nube y le revisé la cincha, los cascos y las orejeras, la acerqué a la pista y le pregunté si entraba ya a calentar a Iván, entré tras su respuesta y monté, di tres vueltas a cada mano con cada uno de los aires y después escuché algo de la reprise tres, un escalofrío recorrió toda mi espalda.

-Tranquila, te saldrá genial- Me dijo aquel pequeño niño que había montado antes en chocolate.

-Gracias, tu montaste muy bien, dirigías muy bien a la yegua- Le dije con un tono amigable, después al terminar una de las jinetes subí a la otra pista, dijeron mi nombre, y comencé el ejercicio, parada, saludo... ¡salida! azucé a Nube y no me hacía caso.

-Vamos Nube...- Susurré- Vamos...-Golpeé ligeramente su lomo con la fusta y conseguí que trotara, cuando le pedí galope me hizo un caso nulo, que derivó en que me saltara dos letras... en vez de galopar en A, saqué el galope en E y hizo que mis expectativas de la yegua tocaran el suelo al terminar, saqué a la yegua de la pista, le quité la silla y la cabezada y la guardé en la cuadra. Cuando llegó la entrega de premios. Empezaron hablando de la categoría 1  y cuando llegaron a la 3 todos nos pusimos en fila, dijo un nombre, y después cogió su diploma, tras otro...

-En tercer puesto Ana, que aún sin espuelas consiguió sacarle el galope a la vaga de Nube- Me acerqué a la mesa y me dieron un diploma, pasaron una cinta con una medalla por mi cuello y me sacaron una gran sonrisa de la cara.

-Gracias- Me alejé de la mesa y me puse al lado del jinete que quedó segundo.